El domingo me desperté a eso de las 6:30am para empezar mis preparativos previos. Todo iba bien hasta que llego el momento de maquillarme. Yo estoy aprendiendo a maquillarme ahora (si, después de vieja), estaba orgullosa porque ya me había puesto la base, corrector de ojeras y se iba viendo muy bien, hasta que llegue a los ojos y ahí mismito empezó mi odisea, para hacerle el cuento corto, me tuve que lavar la cara dos veces y empezar desde cero, porque me hacia unos embarres que no podía solucionarlo con un hisopo o algodón, sino que tenia que quitar todo el maquillaje. Nada, respiraba profundo y volvía a empezar, hasta que logre verme como me había soñado la noche anterior. Casi 3 horas de preparación después, estaba lista para irme. Iba feliz, dándole gracias a Dios, cantando a viva voz mientras conducía mi carrito, hasta que vi de lejos el peaje de la nueva autopista y me hizo acordarme que no tenia mas que 10 pesos en mi cartera! Después cuando me acerque vi que decía pago electrónico, y volví a respirar: ah ok, pago con mi tarjeta. Cuando llegue feliz, paso mi tarjeta, y me dice la chica, aquí eso no se acepta, y yo, pero ahí dice pago electrónico, y me explico que no era de ese tipo y que era algún método mas avanzado que el de pagar con tarjeta de crédito. Anyways, le pedí que me dejara pasar, le explique al regreso le pagaba, me dijo que no, le dije que me prestara 100 pesos y se lo depositaba al instante me dijo que no. Llamo al supervisor, le conté la historia, y nada, me dijo que me saliera del carril en lo que "averiguaba" que podía hacer.
Pasaron 15 minutos y el supervisor nada que llegaba. Ya se me estaba haciendo tarde, tenia calor, y solo pensaba en mi maquillaje que tanta lucha me dio.
Veía por el retrovisor y no venia ningún carro, espere, y a los 20 minutos vi que venia un carro, cuando se acerco, no me quedo de otra que, con vergüenza o sin ella, les hice señal de parar y le explique brevemente mi historia, y le pedí los benditos 100 pesos para que me dejaran pasar. Ellos, una pareja de esposo, muy bellos y amables me lo dieron al instante, les dije que por favor me dieran su numero de cuenta para depositarselo, y no lo aceptaron. Fui feliz, pague, le sonreí a la cajera, subí mi musiquita y a continuar mi camino!Al transcurrir media hora de carretera, adivinen?? Vi que se asomaba a lo lejos otro bendito peaje, no lo podía creer, era un reflejo? O era un peaje de concreto, con cajera y supervisor como en el anterior? Me reí, no me quedaba de otra, no podía creer que me estaba pasando eso a mi, teniendo dinero en mi tarjeta, y dando pena en la carretera. Volví a respirar profundo, y al acercarme tuve que sonreír y nerviosa, y brevemente explicar mi situación, DE NUEVO, que vergüenza, 50 pesos, que una chica que se veía "tan bella", no tenia en la cartera, ni en el carro, ni en ningún lado.
La cajera no me creyó, llamo al supervisor, al supervisor, y a los dos guardias, gracias a Dios les caí bien, y luego de hacerme pasar los 5 minutos mas largo de mi vida, me abrieron por otro lado, donde había una barrera, por donde solo los que tienen mucho dinero, pero por ironías de la vida, no tienen que pagar peaje porque el gobierno, los guardias, el supervisor y la cajera, les autorizaban el acceso por esa vía. No me importo, solo pensaba en llegar a Jumbo Fashionista.
Les tire un beso a cada uno, les di las gracias a ellos, gracias a Dios, y sin darme cuenta unos minutos mas tarde, leí "Bienvenidos a la Romana" y fui feliz.
Moraleja de mi historia: La frase que me enseño mi madre de OG Mandino: " El fracaso no me sobrecogerá nunca si mi determinación para alcanzar el éxito, es lo suficientemente poderosa" y eso le agrego, confiando siempre que los caminos del Señor, mi Dios, son perfectos!
El éxito se presentaba de muchas maneras para mi ese día, en maquillarme como yo quería, en que la ropa que tenia pensada, me quedara bonita, en llegar sana y salvo a la Romana, en presentarme tal como soy y ser querida. Por lo que el domingo 12 de mayo, logre tener éxito en mi vida, y es la meta que me propongo para cada día.
Love,
Steph